lunes, 13 de febrero de 2012

Cajón de sastre de recuerdos islandeses

Doy a inicio a la serie de mails que envíe a mis amigos durante mi estancia en Islandia, y que algunos han insistido en que repita aquí.Así dejo apartada por un tiempo la depurada poesía de mi prosa. :P

A los buenos días, caballeros y damiselas.

Como os va la vida por las cálidas tierras españolas? fresquitos? Supongo que si. Espero que llevarais un buen abanico en la mani del 19-J y ninguno pereciera devorado por las huestes supuestamente magufas. Nosotros seguimos con nuestras extrañas aventuras por este país. Una cosa está clara: este país es un lugar tremendamente abierto a los cambios de opinión súbitos. Un día te dicen una cosa. Otro día te dicen otra. Mientras estás realizando dicha cosa, vuelven a cambiar los planes una vez más. Y al final, evidentemente, el resultado es inversamente proporcional a la idea primigenia. Me explico:

Antes de ayer se suponía que teníamos que darle la vuelta completa a la isla, dejando a gente por el camino para trabajar en los campos, recogiendo para traerlos a Reykiavik, etc... En fin. Una vez revisado el itinerario, preparadas visitas a sitios tó chulos, controlando tiempos de descanso, etc, el mismo día nos cambian de objetivo. Hay gente que ha pillado un vuelo y ya no necesita de coche. El viaje se transforma en un recorrido de 2 días por el norte. Pillamos el coche. Una hippifurgo que se cae a pedazos, que pasa a ser conocida entre nosotros como "The green thunder". La petamos: 9 personas, más equipaje y comida para 10 días en el campo de trabajo. Nos ponemos en marcha. Las distancias en Islandia no son excesivamente largas, pero la carretera y el vehículo no acompañan para nada (no puedes pasar de 90, hay tramos de gravilla, y la hippyfurgo solo pilla los 90 a duras penas en bajada pronunciada siempre y cuando seas capaz de controlar el volante entre las ráfagas de viento). Iniciamos nuestro recorrido de 389 kms hasta la segunda ciudad del país,Akureyri en el norte, lo que supone mitad de camino (vamos a la punta noreste). La caja de cambios se peta. No entra ninguna marcha. Empujamos la furgo en medio de la carretera 200 metros hasta una gasolinera a las puertas de la ciudad. Montamos caravana, los coches pitan, la gente se cabrea, ea,ea,ea...

Improvisamos un picnic mientras llamamos al jefe para buscar solución. Está en Venecia con la mujer. Llamamos al segundo a bordo. Se pone en contacto con una agencia de alquiler de coches. Consigue 2 jeeps. Son muy caros. Finalmente solo pilla uno. Somos 9, caben 7. Supuestamente 2 se han de quedar en Akureyri. Que coño, es un jeep. Nos montamos los 9 con los equipajes y la comida. El coche es un enorme tetris. Conducimos 200 kms más hasta el pueblo de mala muerte del norte, Thórshovn. 100 personas de población, 80 kms al pueblo más cercano. Digno de pelicula de Stephen King. Dormimos en una guardería antigua, con extrañas fotos de gente probablemente ya muerta en las paredes. Una luz en el horizonte es el unico vestigio de vida humana alrededor, la lluvia golpea el cristal mientras el sol de media noche brilla en el horizonte. Raro, tíos, muy raro.

Sobrevivimos a la noche, y nos ponemos en marcha otra vez a las 8 de la mañana para volver a Reykiavik. Vive en nuestros ánimos la idea de ir al centro de la isla, territorio inhóspito que poca gente ha pisado, aprovechando que tenemos un 4x4 y el jefe está en Venecia. Los caminos están cerrados al tráfico. Pero que coño, hemos de acercarnos como sea, sólo Dios sabe cuando volveremos a tener un 4x4 (por cierto, 200 pavos al día el alquiler y chupando gasolina como un campeón). Nos metemos ahí en medio tras kms y kms de baile de piedras. Las ruedas echan humo. Llegamos al pie del glaciar y vemos a los Huskeys y los trineos. Nos deleitamos un buen rato. Vemos una cascada glacial relativamente cerca y decidimos ir para allí. "Coño, está a tomar por culo" nos percatamos a la media hora de caminar. No sólo eso, sino que hemos de cruzar diversos riachuelos bravos. Escalamos un rato para llegar a la cumbre de la cáscada. Enorme espacio devastado se abre ante nuestros ojos. Nadie a la redonda, glaciares rodeando un territorio digno de Mad Max. Volvemos a Reykiavik con el 4x4 repintado de color barro.

Gran viaje.

Un enorme abrazo a todos!!

Reykiavik 23 de Junio de 2011

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